Si inventáramos el amor...
Si inventáramos el amor nos tocaría a cada uno un trozo
equitativo.
Si yo inventara el amor, le quitaría un poco de ilusión y
le colocaría un pedazo de soledad. No le regalaría sueños noctámbulos, ni
deseos famélicos, preferiría los amaneceres grisáceos y los ocasos naranjas.
Si tú inventaras el amor, en cambio, lo colmarías de
magia y sonrisas amplias. Le agregarías desvelos eternos y un poco de música romántica.
Si yo inventara el amor, te hablaría de los versos de
Neruda y de los sueños de Eguren. Y tú, tal vez, derrames una lágrima frente al
muñeco de trapo y celuloide que atrapa tus sueños. Y quedes dormida como
siempre, y yo, busque en Bécquer más poemas que te sonrojen.
Si yo inventara el amor, tú tendrías el cabello azul, la
mirada ingenua, los ojos áureos, el rostro de muñeca, con las mejillas de
colores y los labios granas, y la sonrisa, como una almita pura y juguetona.
Si yo inventara el amor, buscaría la noche, te hallaría
en un lupanar con tu olor de hembra desesperante, tus senos nacarinos y tu sexo
abominable. Pero si tú inventaras el amor, no me dejarías mirarte, y tu rostro
estallaría como una diástole huyendo en la noche como una beata impía.
Si inventáramos el amor, nos levaríamos todo el tiempo
del mundo, y nos faltaría tiempo para ponernos de acuerdo.
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