miércoles, 16 de enero de 2013


Si inventáramos el amor...



Si inventáramos el amor nos tocaría a cada uno un trozo equitativo.

Si yo inventara el amor, le quitaría un poco de ilusión y le colocaría un pedazo de soledad. No le regalaría sueños noctámbulos, ni deseos famélicos, preferiría los amaneceres grisáceos y los ocasos naranjas.

Si tú inventaras el amor, en cambio, lo colmarías de magia y sonrisas amplias. Le agregarías desvelos eternos y un poco de música romántica.

Si yo inventara el amor, te hablaría de los versos de Neruda y de los sueños de Eguren. Y tú, tal vez, derrames una lágrima frente al muñeco de trapo y celuloide que atrapa tus sueños. Y quedes dormida como siempre, y yo, busque en Bécquer más poemas que te sonrojen.

Si yo inventara el amor, tú tendrías el cabello azul, la mirada ingenua, los ojos áureos, el rostro de muñeca, con las mejillas de colores y los labios granas, y la sonrisa, como una almita pura y juguetona.

Si yo inventara el amor, buscaría la noche, te hallaría en un lupanar con tu olor de hembra desesperante, tus senos nacarinos y tu sexo abominable. Pero si tú inventaras el amor, no me dejarías mirarte, y tu rostro estallaría como una diástole huyendo en la noche como una beata impía.

Si inventáramos el amor, nos levaríamos todo el tiempo del mundo, y nos faltaría tiempo para ponernos de acuerdo.